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Las ratas y los ratones representan una amenaza para la agricultura, la ganadería y los entornos urbanos. Además de causar daños a los cultivos y las propiedades, estos animales pueden transmitir enfermedades tanto a humanos como a animales, y contaminar los alimentos.

En este contexto, la aplicación adecuada de raticidas es fundamental para un control de plagas efectivo y sostenible. Una buena planificación que tenga en cuenta el entorno donde se utilizarán los raticidas es esencial para que ese control sea duradero. Además, la normativa de la Unión Europea exige el uso de portacebos, que protegen el cebo de la humedad y la lluvia, evitan el acceso de especies no objetivo como mascotas y facilitan la monitorización de la actividad de los roedores.

Hemos elaborado esta guía de buenas prácticas para garantizar un uso seguro y eficiente de raticidas. ¿Quieres saber cuáles son nuestras 10 recomendaciones? ¡Aquí van!
        1.      Fijar los cebos en el interior del portacebos para evitar que los roedores los transporten, utilizando modelos con cierre de seguridad y soporte para fijar el cebo.
        2.      Distribuir los portacebos por todo el área a desratizar, priorizando el perímetro de la propiedad y las zonas de mayor probabilidad de paso por los roedores. Es recomendable situar los portacebos cerca de las paredes, ya que los roedores suelen caminar pegados a ellas.
        3.      Colocar los portacebos con una distancia entre sí de 5 a 10 metros en el caso de una infestación de ratas, o de 2 a 5 metros en el caso del ratón común.
        4.      Utilizar pequeñas cantidades de cebo con anticoagulantes de 2ª generación, renovando cada 3-4 días hasta que se deje de consumir. En la fase de mantenimiento, las visitas a los puntos de control pueden ser menos frecuentes.
        5.      Monitorizar y registrar regularmente los consumos en cada puesto a lo largo del proceso de desratización para evaluar los resultados.
        6.      Recolocar los portacebos donde no se verifiquen consumos semana tras semana en zonas más activas.
        7.      En casos donde no se inicien consumos después de dos a tres semanas, sustituir el cebo utilizado por otro más atractivo y asegurarse de limitar el acceso de los roedores a otros alimentos.
        8.      Manipular siempre el material utilizado para desratizar con guantes para evitar comunicar olores que puedan provocar la desconfianza de los roedores.
        9.      No mezclar el raticida con ningún otro producto, ni comer, beber o fumar durante la manipulación de los mismos.
        10.     No colocar los productos cerca de cursos de agua para evitar la contaminación.

Controlar eficazmente las plagas de roedores de manera segura y respetuosa con el medio ambiente es posible. ¡Esperamos que este post ayude a conseguirlo! 😉